A pesar del ajuste que no cesa, la ciencia nacional y las universidades siguen dando muestras de su rol clave en la sociedad, con desarrollos que buscan aportar soluciones a sectores específicos. Es el caso de un videojuego de realidad virtual diseñado por un equipo de la Universidad de San Martín (UNSAM) para entrenar la movilidad fina en pacientes con ACV.
El proyecto surge a partir de un estudio publicado en Journal of Neuroscience en el que se demuestra que practicar una tarea motora y dormir dentro de la hora siguiente mejora alrededor de un 30% la memoria del movimiento. “Ese beneficio desaparece cuando práctica y sueño están separados por varias horas”, explica Valeria Della Maggiore, doctora en neurociencias, psicología experimental y directora del Laboratorio de Fisiología de la Acción donde a través de un equipo interdisciplinario del Conicet y la UNSAM estudiaron los marcadores neurofisiológicos de la reactivación de memorias no declarativas en el hipocampo humano.

“A nivel cerebral, la mejora se acompaña por un aumento en los marcadores de consolidación del sueño, que solo aparece cuando ambos eventos están sincronizados en el tiempo”, enfatiza.
Los marcadores neurofisiológicos son señales objetivas que permiten observar la actividad del sistema nervioso al ejecutar distintas funciones. Al estudiar el aprendizaje y la memoria, se comprobó que una de las principales áreas del cerebro involucrada en el proceso es la red hipocampal. Esta estructura cerebral clave interviene tanto en los componentes explícitos (memorias declarativas) como implícitos (no declarativas). Entre las funciones que se sostienen en memorias no declarativas se encuentra el aprendizaje motor, que no requiere conciencia explícita para formarse o recordarse. A diferencia de las declarativas (hechos, datos, eventos que podemos narrar), se expresan a través del desempeño, no del relato.
El equipo liderado por Della Maggiore observó que la adaptación motora –un tipo de aprendizaje que involucra la recalibración de las habilidades del movimiento– activa una zona específica del hipocampo izquierdo y genera cambios en la estructura hipocampal asociados a la consolidación del aprendizaje.
Usando técnicas de neuroimagen encontraron que estos componentes implícitos del aprendizaje se mantuvieron durante la noche, dejando huellas persistentes durante el sueño. Así surgió la idea de desarrollar, en colaboración con el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), un videojuego. Y aplicarlo antes de ir a dormir para rehabilitar funciones motoras.

El protocolo no puede implementarse en el contexto clínico, ya que la logística es impracticable por falta de personal, por costos y porque alteraría la rutina de descanso de los pacientes. Por eso buscaron una solución de medicina móvil, que involucra wearables, o neurotecnología vestible, fácilmente utilizada en el hogar. De ahí surge el desarrollo del videojuego de realidad virtual.
En esta primera etapa, el equipo trabaja con voluntarios sanos, adultos de ambos sexos y con distintos niveles educativos. Además del desempeño motor, realizan ensayos de usabilidad y factibilidad, esenciales en cualquier neurotecnología. “Evaluamos si el uso del visor genera mareos, si la experiencia resulta intuitiva, si la persona acepta la tecnología y cómo evoluciona su desempeño (errores, tiempos, coordinación)”, detalla Della Maggiore. Es clave para ajustar la dificultad del juego y mejorar su diseño antes de avanzar a poblaciones clínicas.
La investigadora explica que las personas con ACV suelen tener menor movilidad y presentan sinergias anómalas en los dedos. Por eso, una vez finalizada esta etapa, planean realizar pruebas piloto con pacientes del Centro de Rehabilitación de la UNSAM: “Allí vamos a ajustar nuevamente el software y el algoritmo del juego para adaptarlo a sus necesidades reales y asegurarnos de que la herramienta sea viable y segura para ellos”.

Cómo funciona
En su versión actual, el videojuego está orientado principalmente a la rehabilitación del movimiento fino después de un ACV. La mecánica suena simple: la nave espacial se mueve a la izquierda o a la derecha mediante gestos básicos, como oponer el pulgar al índice o al dedo medio. Para quienes no presentan compromiso motor, esto puede no significar un desafío, pero para adultos mayores o pacientes con limitaciones se convierte en un entrenamiento valioso. “Podría tener utilidad en adultos mayores, para mantener la movilidad de los dedos como para practicar coordinación motora en un entorno más motivador que los ejercicios tradicionales”, destaca la especialista.
El equipo también trabaja en una segunda versión del juego, más dinámica, en la que el usuario deberá moverse en el espacio para esquivar meteoros. Este formato, todavía en etapa experimental, podría servir como entrenamiento de tiempo de reacción y atención, con potencial aplicación en personas que busquen mejorar coordinación y velocidad gestual.

La realidad virtual, el contexto y la inmersión
En rehabilitación, el contexto importa. Para muchos pacientes con ACV, participar en una actividad nueva, guiada y estimulante ya genera un compromiso mayor que quedarse solos en su casa. Con una app o una consigna en papel, es más difícil seguirla. En cambio, la realidad virtual crea un entorno más motivador: dentro del juego la persona recibe instrucciones claras de alguien que la guía y acompaña, y entra en un espacio visual que la estimula y la saca de la rutina.
La realidad virtual combina visión, movimiento y sonido en un entorno que favorece el aprendizaje motor. Y si se realiza cerca del sueño el cerebro activa los mecanismos que fortalecen la memoria del movimiento. “Una herramienta inmersiva, motivadora y accesible puede potenciar el proceso de rehabilitación más que los ejercicios tradicionales”, concluye Della Maggiore.