«Argentina es el país del mundo con mayor cantidad de enfermedades de tipo gripales«. Las alertas fueron enunciadas en las últimas horas por el médico especialista Oscar Atienza, en base a datos oficiales internacionales de Global Respiratory Virus Activity, y tienen su correlato en las guardias estalladas, especialmente las pediátricas, en muchos casos por efectos de síntomas respiratorios. De fondo, una situación más compleja que se profundiza: la falta de medidas de prevención y de promoción de la salud, y la subestimación de una población cada vez menos concientizada.
«Dentro de los principales virus esta la Influenza, Tipo A y lo preocupante es que el H1N1 está en aumento», apuntó Atienza.
Las gripes ocasionaron fallecimientos directos (en muchos otros casos son indirectos y no se informan como tal, sino por sus factores de riesgo desencadenantes): entre las Semanas Epidemiológicas 01 a 22 de este año, se notificaron al Sistema Nacional de Vigilancia un total de 38 personas fallecidas con diagnóstico de influenza. En cuanto a la distribución etiológica, 33 casos corresponden a influenza A y 2 (5,3%) a Influenza B.
BOLETIN SOBRE INFLUENZA TIPO A. O Gripe A.
Argentina es el país del mundo con mayor cantidad de enfermedades de tipo gripales.
Principal causa, falta de medidas de prevención y promoción de la salud. Vacunación. pic.twitter.com/29gkPvK2rx— Dr. Oscar Atienza (@oscaratienza) June 26, 2025
Alerta por enfermedades respiratorias
En lo que va de 2025 se registró un 20% más de infecciones respiratorias agudas que en igual período del año pasado, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. Principalmente influenza, virus sincitial respiratorio (VSR), neumococo y Sars-CoV2. Si bien la suba se mantiene por debajo de niveles endémicos, preocupa que la curva se pronuncie durante el invierno, en un marco de caída en las tasas de vacunación. “Este es el momento de reforzar la prevención”, alerta la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
De acuerdo al Boletín Epidemiológico Nacional, el país “registra un ascenso sostenido en el número casos de influenza, con predominio de influenza A (H1N1). Esta tendencia se observa tanto en casos ambulatorios registrados por las Unidades de Monitoreo Ambulatorio de Enfermedad tipo influenza (ETI) como en hospitalizados por infecciones respiratorias agudas graves (IRAG)”.

“Esto lo venimos viendo desde 2022 aproximadamente. Después de la pandemia hubo una alteración en la estacionalidad de todos los virus respiratorios y esto hace que tengan una conducta como desordenada, con varios picos en el año. Pero los picos son mayores en los meses fríos. Y esto se da en paralelo con las bajas tasas de vacunación”, señala Laura Pulido, neumonóloga, ex titular de Infecciones Respiratorias de la AAMR y coordinadora del servicio de neumonología del Hospital Italiano de Rosario.
“En estos últimos meses hubo más picos de gripe A o H1N1. También lo vimos el año pasado, pero en otros momentos. Se adelantó desde la semana 10-11. Luego, en las semanas 14-15 se empezó a ver aumento de VSR, que afecta mucho en niños”, detalla la especialista. Según estadísticas globales, dos de cada tres bebés se infectan con ese virus en su primer año de vida. En Argentina, el VSR genera cada año entre 250 mil y 300 mil infecciones, y es la causa más frecuente de hospitalizaciones pediátricas en otoño e invierno. En cuanto al Covid, “el año pasado hubo un brote en los primeros meses. Este año eso no pasó en el verano. Pero ahora sí ante el invierno empezó a aumentar”.

Falta de campañas
Oscar Atienza, que es médico cirujano, Doctor en Medicina y Cirugía, Magister en Administración de Servicios de Salud Magister en Salud Publica y docente universitario en Medicina, remarcó a Tiempo los principales factores que inciden en los números tan altos de Argentina, superiores a la misma época de los años anteriores: «falta de campañas de vacunación y campañas de prevención, sobre todo en medios de comunicación».
En niños, por ejemplo, la cobertura de vacunación antigripal está por debajo del 50% y lo recomendado es por encima del 80%: «la triple viral es otro caso. Estuvo solo cerca del 50% el año pasado; previene sarampión, rubeola y parotiditis (paperas). Hoy 2 de esas 3 están en brote». En el caso del sarampión, el aumento de posibles contagios en estudio y los ya confirmados registran una suba del 3300% respecto a 2023.
A la falta de campañas y un Estado ausente en el territorio, se le suma otro factor: la población no ve el riesgo en dejar de vacunarse, especialmente con la Influenza. La ven como «una gripe» que se pescarán año a año, indefectiblemente: «en general sí se las relativiza, cuando mucha gente dice ‘cómo vas a faltar al trabajo por una simple gripe’ o cuando dicen ‘un niño no debe faltar a la escuela por un poco de tos’ con eso fomentan las cadenas de contagio».

Argentina, cada vez menos vacunada
Las Américas es la única región de la OMS que superó los niveles de vacunación de 2019 previos a la pandemia. Sin embargo, algunos países aún están rezagados. Este es el caso de Argentina, donde algunas coberturas de vacunas están por debajo del promedio mundial desde 2023 y en el mismo valor o por debajo del promedio de la Región de las Américas desde 2015.
Así lo marca un informe de febrero de la Defensora por los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, donde alertaron: «En nuestro país, el impacto de la pandemia sobre las coberturas de vacunación fue muy significativo, se registró un descenso promedio de 10 puntos en todas las vacunas respecto al promedio 2015-2019, por lo que ninguna vacuna del CNV superó el 80%. En 2022, Argentina se encontraba en etapa de recuperación de las coberturas, sin embargo, volvieron a caer abruptamente en 2023».
Argentina es, hasta este año, un país libre de poliomielitis, sarampión, rubéola y síndrome de rubéola congénita (SRC). «El último caso de poliovirus salvaje se registró en 1984, el último caso endémico de sarampión en el año 2000 y de rubéola y SRC en 2009. Para sostener estos logros y evitar la reintroducción de estos virus, se requiere sostener altas coberturas de vacunación con dos dosis de vacuna triple viral y esquema completo de vacunación antipoliomielítica, además de un sistema de vigilancia sensible capaz de detectar oportunamente los casos y evitar su diseminación. El riesgo de reintroducción en la Argentina de algunos virus como el de la poliomielits o del sarampión están condicionados por los porcentajes de coberturas de vacunación», planteaban.
Enfrentar los desafíos actuales
Para enfrentar los desafíos actuales la Defensora de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes instó a los gobiernos nacional y provinciales a:
- Optimizar el registro nominalizado garantizando la calidad de los datos,
- Sostener y fortalecer los circuitos de distribución de vacunas del CNV a todas
las regiones del país.
- Reducir brechas jurisdiccionales en las coberturas asegurando la equidad en el
acceso.
- Promover la articulación entre educación y salud para ampliar el acceso a través de la vacunación en las escuelas.
- Capacitar al personal de salud para no perder oportunidades de vacunación

A vacunarse, mientras el Estado se ausenta
La AAMR advirtió sobre el aumento de enfermedades respiratorias en el marco de una campaña que apunta a mejorar las tasas de vacunación en adultos, porque “lamentablemente las tasas están siendo bajas. En niños también, pero en adultos siempre vamos por detrás”. Los porcentajes más bajos se dan en personas menores de 65 años sin comorbilidades.
“Es destacable que la mayoría de estas infecciones son causadas por virus o bacterias para los cuales existe una vacuna efectiva. Este es el momento para reforzar la prevención”, indica el médico Alejandro Chirino, coordinador de la Sección Infecciones Respiratorias de la AAMR y vocero de la campaña de vacunación.
La difusión llega semanas después de la reunión del ministro de Salud de la Nación, Mario Lugones, con su par estadounidense, el antivacunas Robert F. Kennedy Jr. Tras ese encuentro, Lugones anunció mayores controles sobre las vacunas, especialmente las de Covid, sembrando dudas sobre su seguridad y eficacia.
“Cualquier comentario que genere alguna duda o que afecte la credibilidad en las vacunas es como un gol en contra”, grafica Pulido. Y señala que el peligro de la pérdida de confianza en las vacunas se percibe desde antes de la pandemia, cuando la Organización Mundial de la Salud ya incluía el rechazo a las vacunas entre las diez principales amenazas para la salud.
“Hay que tratar de dar mensajes claros –plantea la neumonóloga–. Que lleguen al paciente y a todo su entorno. Que entienda que si no se vacuna tiene un riesgo, como si caminara en una cornisa. Siempre les pregunto a mis pacientes si el matafuegos en el auto lo ponen cuando se incendia o lo tienen por las dudas. Lo mismo vale para vacunarse: no hay que esperar una enfermedad severa. Existe una herramienta para protegerse, para que si aparece tengamos con qué defendernos y no vayamos a la guerra con un tenedor”.
Ya está dicho, pero en tiempos de discursos antivacunas hay que repetirlo: “son herramientas que nos preparan para defendernos frente a posibles patógenos que pueden hacer mucho daño a nosotros y nuestros seres queridos. Sobre todo, los más vulnerables –resume Pulido–. En un contexto de frío sostenido y aumento de la circulación viral, vacunarse no es solo un acto de prevención individual, sino también de responsabilidad colectiva. Uno no se debe vacunar solo para sí mismo, sino para proteger a los demás”.