en la Semana de la Lactancia, reclaman políticas públicas que permitan sostenerla y fomentarla


Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia en forma exclusiva desde el nacimiento hasta los seis meses, en la Argentina se estima que sólo el 40% de los bebés se alimentan exclusivamente de leche materna en la primera y crucial etapa de su vida. El dato da cuenta de una problemática que no es individual sino social. Por eso, en el marco de la Semana Mundial de la Lactancia –que comienza cada 1° de agosto- el foco está puesto en “crear sistemas de apoyo sostenible” para dar la teta.

“La lactancia no debería ser un acto solitario, ni clandestino, ni condicionado. Pero en ocasiones lo es. Muchas personas tienen que esconderse, improvisar un rincón para dar la teta, o volver al trabajo a los pocos días de parir y extraerse leche en un baño. Y eso no se ve”, dijo la puericultora Paola de los Santos, autora de los libros ‘Yo doy la teta’ y ‘Destete’.

El 28% de las personas que dejaron de amamantar antes del tiempo recomendado lo hicieron por razones laborales –según la Encuesta Nacional de Lactancia, de 2022- y una de cada cinco mujeres sintió que su trabajo estaba en riesgo si continuaba amamantando o extrayéndose leche en horario laboral.

"Yo doy la teta": en la Semana de la Lactancia, reclaman políticas públicas que permitan sostenerla y fomentarla

“No es la leche lo que falta. Lo que falta es tiempo, contención, infraestructura. Falta que se hagan cumplir políticas públicas y privadas que reconozcan el valor de la lactancia y el derecho a ejercerla sin poner en juego el trabajo, la salud ni el bienestar”, destacó de los Santos. Ante este panorama y en el marco de la Semana Mundial, impulsó la iniciativa “La hora de la Lactancia”, inspirada en la propuesta ambientalista “La hora del Planeta”.

Así, el miércoles 6 de agosto, de 12 a 13, se llevará a cabo una acción colectiva “que invita a dedicar una hora para hablar, mostrar y reflexionar sobre las dificultades que enfrentan las personas que amamantan en Argentina”, donde la licencia por maternidad es de tres meses para la persona gestante y de dos días para su pareja, y donde solo el 8% de las empresas cuenta con lactario, entre otras falencias.

El rol de las puericultoras

En la Semana de la Lactancia reflota también un reclamo que lleva casi una década: que se reconozca formalmente en todo el país el rol de las puericultoras como profesionales de la salud, y que formen parte del sistema sanitario para que toda familia que opte por la lactancia –con o sin recursos, en hospitales públicos o privados- pueda contar con su acompañamiento para que la lactancia prospere. Algo que, muchas veces, requiere arduos esfuerzos.

“Nosotras no tenemos matrícula profesional y eso hace no tengamos derechos laborales, no podamos conseguir trabajo reconocido legalmente. La mayoría estamos en sanatorios privados, contratadas como administrativas. Esto hace también que las familias que están en hospitales públicos no puedan acceder. Lo hacen las que saben que existimos y pueden pagarlo, porque la mayoría trabajamos de forma independiente”, explica Verónica Crosatto, puericultora y miembro de la Unión de Puericultoras Argentinas (UPA).

Recientemente se sancionó en la Provincia de Buenos Aires la creación del Sistema Provincial para la Promoción, Protección y Apoyo a la Lactancia Materna, una iniciativa impulsada por la diputada Mariana Larroque, de Unión por la Patria (UxP). La normativa busca garantizar el derecho a amamantar, mejorar la calidad de atención en los primeros años de vida y, por primera vez, incorpora el ejercicio profesional de la puericultura dentro del sistema de salud. La medida se promulgó pero aún no se reglamentó.

En los fundamentos del proyecto, Larroque definió a la lactancia materna como “un acto de soberanía alimentaria y de soberanía de los cuerpos”, y sostuvo que el Estado tiene la obligación de intervenir para garantizar su acceso y protección. La legisladora señaló que muchas mujeres abandonan la lactancia por mitos instalados sobre la supuesta falta de leche, sostenidos por intereses vinculados al mercado de fórmulas infantiles. “Es una falacia economicista atravesada por prácticas de control social sobre los cuerpos maternos”, cuestionó.

Tras esa sanción provincial, la deuda pendiente sigue siendo que el derecho tenga alcance federal. “Hay proyectos provinciales que necesitan ser tratados y una ley nacional que necesitamos que se apruebe, pero hay que motorizarla. Al salir en PBA pensamos que esto puede llegar a incentivar al resto de las provincias. Esperamos que así sea, por eso no bajamos los brazos”, dice Crosatto sobre un reclamo que se sostiene desde 2016: “Si la lactancia es un derecho, las puericultoras tenemos que tener ley”.

Su rol tiene que ver no solo con la mecánica de la lactancia, sino también con el acompañamiento y asesoramiento a la diada mamá-bebé. “La lactancia no es solamente prender al bebé. Hay momentos clave como ir a trabajar, cómo conservar leche, tener extracciones eficientes, cómo hacer con un bebé que está internado en neo. En los espacios que estamos agradecen un montón, porque se notan cambios reales en el funcionamiento de los hospitales, centros de salud o sanatorios”.

Los proyectos –como el que se aprobó en territorio bonaerense- apuntan a que haya presencia de puericultoras no solo en las maternidades, para los momentos de internación, sino también en espacios de consulta para las instancias posparto.

Con teta no hay hambre

“Dar la teta no es gratis, hay que poner mucho cuerpo y mucho tiempo, y eso es no tener tiempo para otra cosa. Sí o sí se necesita estar acompañada. El lema de este año es ‘crear sistemas de apoyo’. Realmente es importante, porque la lactancia no es algo individual, tiene que ser algo colectivo”, insiste. Y aclara: “Las puericultoras acompañamos las lactancias deseadas, no somos evangelizadoras. No todas las personas quieren/pueden dedicarse a amamantar. Cuando alguien sí desea amamantar, está bueno que pueda contar con apoyo sin pensar si tiene dinero o no, dónde vive”.

El fomento de la lactancia como política pública se vuelve más fundamental aún –resalta Crosatto- en contextos de crisis, pobreza u otras situaciones que impacten sobre la alimentación infantil, como catástrofes naturales. “La lactancia humana trae múltiples beneficios a la salud, a la nutrición. Hay gente que no tiene acceso al agua potable y poder tener lactancia exclusiva favorece mucho. El año pasado lanzamos el lema ‘con teta no hay hambre’. Porque entendemos que es la mejor opción en esos momentos”.

La leche materna es el mejor alimento para el recién nacido. Lo defiende contra las enfermedades infecciosas, le brinda nutrientes de forma natural, le permite recuperar peso, crecer más saludablemente, desarrollar una mejor relación con su progenitora, tener un mejor rendimiento intelectual y emocional a futuro, al igual que una mayor salud física”, definió el médico Darío Didia, Jefe de la División Obstetricia del Hospital de Clínicas.

Allí, por la Semana de la Lactancia, el lunes 4 y el miércoles 6 de agosto a las 9:30, en el 2° piso Sala 3 del Hospital de Clínicas de la UBA (Av. Córdoba 2351, CABA) se brindarán charlas, materiales explicativos y se asesorará de forma gratuita a las personas gestantes acerca de los beneficios y las diferentes técnicas de amamantamiento.



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