En Rosario, la Plaza 25 de Mayo fue escenario de un encuentro donde la historia se dio la mano con el presente. En un nuevo jueves, como cada jueves, la Ronda de las Madres se repitió con su paso inquebrantable. Pero esta vez fue distinta: por primera vez, los jubilados autoconvocados que todos los miércoles se movilizan frente al Congreso Nacional —conocidos como los “12 Apóstoles”— se sumaron con sus cuerpos, sus voces y su convicción intacta. La consigna fue clara: unificar las luchas, hacer de la memoria y la resistencia un frente común.
“Creo que nuestra misión como jubilados tiene que ver con crear conciencia, marcarle a la juventud el camino de la lucha, de la rebeldía, que no bajen los brazos”, expresó Ramón, referente del grupo. Su voz, cargada de emoción y claridad política, sintetiza el espíritu de un colectivo que no se resigna. “Los viejos ya venimos quemando etapa desde toda la vida. Lo que podemos dejar es la experiencia, nuestro legado, basado en la dignidad, la moral, los principios”.

El viaje fue posible gracias a la articulación de la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino. También participaron hinchas de Rosario Central y Chacarita Juniors, en un gesto que fue mucho más que una anécdota deportiva. En cada bandera que flameó, en cada camiseta que se mezcló con los pañuelos, se respiró esa simbiosis que une al fútbol con la política, al aliento con la justicia. Como dijo un compañero: defender los colores no es solo el celeste y blanco, también es el rojo, el negro, el verde, el azul y todos los tonos del pueblo que sale a la calle con su historia, su pasión y su dignidad.

Cuando Carlitos, uno de los jubilados, empezó a ir al Congreso con su camiseta de Chaca, lo hizo por identidad, pero también por rebeldía. Y en ese gesto se resume lo que desde la Coordinadora llaman “un movimiento de Derechos Humanos de nuevo tipo”. Porque en este equipo, el de los pueblos, hoy la diez la tienen los jubilados y trabajadores del Garrahan, y a ellos se los alienta como en una final: con garra, convicción y sin bajar los brazos.
Ramón no dudó en agradecer: “Nos sentimos muy pero muy bien atendidos, con mucho cariño. Nos invitaron a un almuerzo, unos choris riquísimos, pasamos por el Monumento a la Bandera y luego fuimos a la plaza. Fue muy hermoso”.
La llegada a la Plaza 25 de Mayo fue más que una visita: fue un acto de unidad. La historia de las Madres, con su andar circular en busca de justicia, se abrazó a la lucha de los jubilados, que cada semana se enfrentan al ajuste, la represión. Fue un cruce de generaciones y de causas, donde el compromiso se volvió colectivo.
“El país está prácticamente quebrado, vaciado, saqueado. Hablábamos con los delegados y les pedí que convoquen a la unidad. Tiene que haber un gremio que llame a todos: UOCRA, metalúrgicos, estatales. Una gran asamblea donde debatamos todo: modelo de país, de sociedad, quién debe gobernar. Si un obrero puede gobernar su casa, ¿por qué no va a poder gobernar una nación?”, planteó Ramón.

La marcha de los miércoles y al represión
La visita a Rosario se dio apenas un día después de una nueva jornada represiva frente al Congreso, donde siete personas fueron detenidas durante la manifestación de los miércoles. La organización CORREPI tomó su defensa legal y este mismo jueves se desarrollan las audiencias judiciales a partir de las 10 de la mañana. Ayer, militantes y compañeras se acercaron a la comisaría para acompañar: “Estaban todos bien físicamente”, informaron. “Incluso se solicitó la presencia del SAME para uno de los detenidos que tiene una condición de salud crónica que requería atención”.
Entre los detenidos hay cuatro jóvenes hinchas de Chacarita: Javi, el Peco, el Oreja y Huguito, el Mosca. “Che, les cuento —dijo uno de los compañeros—, hubo represión acá en el Congreso y se llevaron en cana a los pibes de Chaca”. Un dato que no pasa inadvertido y que vuelve a evidenciar que el aparato represivo no distingue edades ni camisetas cuando se trata de disciplinar la protesta.
Aquel día también marcó una escena inolvidable: una columna de Rosario Central viajó a la capital para acompañar a los jubilados en medio de la represión. Se quedaron a ayudar a heridos, a proteger a los más grandes. Los de Chaca prometieron devolver el gesto. Y así nació esta visita, este viaje hermoso de lucha compartida que dibujó un arcoíris federal en plena plaza.

Lejos de intimidarlos, los hechos reafirman su compromiso. Osvaldo, más conocido como “Osvaldo de Banfield”, fue contundente: “La lucha no es para nosotros. Ya estamos jugados en la vida. La lucha es para nuestros nietos. Parece mentira, pero estamos despertando al pueblo. Lo que estamos viviendo nunca se vivió en la Argentina: un país tan rico, y nosotros pasando necesidades”. Su testimonio también reflejó el vínculo afectivo con quienes los recibieron: “Nos atendieron como si nos conocieran de toda la vida. En minutos estábamos al abrazo, abrazo sincero, fraternal. Comimos, fuimos al Monumento, estuvimos con la Madre de Plaza de Mayo. Fue todo muy emotivo. Esto sería lindo poder repetirlo en otra provincia”.
Pablo Luna, jubilado incorporado al grupo, resumió la jornada con una mezcla de humor y firmeza: “Yo ahora soy un pendeviejo. Este año me jubilé. Y ya estamos pensando en el miércoles que viene. Ojalá se acerquen más compañeros, con más fuerza. El Congreso no debe despoblarse. A ellos les molesta que los negros, los viejos estemos ahí. Pero les vamos a dar pelea. Les vamos a dar algo mejor”.
Ricardo Boucher, otro de los referentes, aportó una reflexión que mezcla realismo y esperanza: “Estamos acostumbrados a caminar sobre el filo de la navaja. Cada acto es incertidumbre, duda, nervios. Pero nuestra meta es convencer de que la unidad de la lucha tiene que ver con ganar la calle. La organización vence al tiempo. Queremos ser esa herramienta para que el pueblo logre vencer al tiempo”.
También para quienes organizaron el encuentro, la experiencia dejó una huella profunda. Gerardo Benedetti reconoció que esperaba más presencia, pero valoró la jornada: “Fueron días intensos: la vigilia, los palos, y hoy la visita a Rosario. Estoy muy contento”.
Desde la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino, Cherco Smietniansky, representante de Banfield, destacó la importancia de multiplicar estos gestos: “Considero que los jubilados, como en el Garrahan, son las luchas que están marcando el camino. Poder llevarlas a todo el país, replicarlas, que sean ejemplo y motor, es fundamental. Si para algo sirvió esta jornada, entiendo que es para eso”.
Tamara, hincha de San Lorenzo e integrante de la Coordinadora, compartió su emoción al cierre del viaje: “Renueva las energías. Nos enseñan a luchar a todos. Siempre que podemos los acompañamos. Son inspiradores. Yo, cuando sea grande, quiero ser como ellos”.
A esos testimonios se sumó también el de Graciela, quien expresó con emoción: “Me voy muy contenta porque, a pesar de todos los obstáculos, nos trataron muy bien en Rosario, la gente muy buena. Se ve que hay plan de lucha ahí. Acá seguimos resistiendo todo lo que nos hacen, y espero que no bajemos los brazos. A veces dan ganas, pero no. Ver que hay gente todavía al pie del cañón me llena de satisfacción. Y lo hacemos todo por nuestros hijos, nuestros nietos, porque nos están masacrando, por los jubilados que no tienen para comer. Y que se dejen de joder con estos vetos, porque encima que nos pagan un salario de miseria, nos vetan. Tenemos que salir todos a luchar. Estoy muy contenta, pasé un lindo día de lucha, gracias a quienes organizaron. La verdad que espero que esta no sea la última, porque esto recién empieza”.
Mientras tanto, el gobierno nacional amenaza con vetar leyes clave ya aprobadas por el Senado —como el aumento jubilatorio, las moratorias y la emergencia en discapacidad—, y continúa reprimiendo a quienes protestan pacíficamente frente al Congreso. Pero los jubilados no bajan los brazos. Viajan, abrazan, caminan y enseñan. Un jueves como cada jueves, en la plaza donde resiste la historia, las banderas de la memoria y la justicia se unieron a las de la dignidad jubilada. La lucha sigue. Y sigue siendo colectiva.
“Esperamos vernos pronto de nuevo. Ojalá esto se repita en cada una de las provincias de nuestro país”, cerró Ramón.