Del miércoles al viernes de esta semana, Fundación Huésped llevó adelante el XXII Simposio Científico en el Palais Rouge, donde estuvieron presentes más de 1500 asistentes de toda la región y referentes de todo el mundo, como Chloe Orkin (Reino Unido) y Juan Ambrosioni (España). En el evento se trataron temas como la prevención, el tratamiento y la cura del VIH, el impacto de la Inteligencia Artificial en la salud, las estrategias de vacunación en adultos mayores, salud mental, derechos sexuales y reproductivos, y los desafíos de hacer ciencia en la era actual.
Uno de los principales referentes locales, y anfitrión del evento, es Pedro Cahn, de Fundación Huésped, quien dialogó con Tiempo sobre los avances de la terapia doble –que combina dos fármacos antirretrovirales en lugar de los tres tradicionales y, por ende, facilita el tratamiento–, las terapias long acting y la ausencia del Estado en materia de salud, en un contexto de pérdida de derechos, motosierra y crecimiento de las enfermedades de transmisión.
El destacado especialista afirma: “Decirle a una persona que está en silla de ruedas que el Estado no lo va a apoyar es perder de vista que la sociedad es básicamente desigual. El Estado tiene un rol igualador, aunque le pese a los que toman la justicia social como insulto”.

Avance en terapias contra el VIH
-¿Cuáles fueron los últimos avances en las terapias contra el VIH?
-La generalización de la terapia doble, que es efectiva también para las personas con la enfermedad avanzada. Esta es una creación de la Fundación Huésped y todos los tratamientos que le siguen están basados en esa terapia. Lo novedoso que se agrega ahora es el tratamiento de acción prolongada.
-¿Los llamados ‘long acting’?
-Sí, se trata de algo que reemplaza al molesto comprimido diario. ¿Por qué digo ‘molesto’? Al tomar la medicación, la persona que vive con VIH se acuerda todos los días que tiene una enfermedad sumamente cargada de estigma y discriminación. Entonces, todos los laboratorios están trabajando en productos de larga duración. Pronto vamos a tener tratamientos que requieren un comprimido por semana, por mes o por semestre. De hecho, ya existen inyectables que se pueden dar cada seis meses, pero le falta un compañero ya que la combinación mínima es de dos drogas. También se estudia un tratamiento anual.
-Y el paciente debería poder acceder a cualquiera de estas opciones…
-Que pueda elegir es más bien un deseo. Con un Estado ausente que recorta beneficios, con obras sociales semiquebradas y con prepagas que aumentan el servicio pero no lo mejoran, el acceso se vuelve muy difícil. El gran problema es que el avance tecnológico que se da en terapia antirretroviral no se corresponde con el acceso no sólo en Argentina, sino también en el resto de la región, en África y en Asia.
-De hecho, hubo personas que denunciaron la falta de acceso a la medicación.
-No hubo faltantes de tratamientos si hablamos del Programa de Prevención de VIH-Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual. Ahora bien, hubo casos puntuales, como en la obra social de las Fuerzas Armadas, donde tuvimos que intervenir con nuestro equipo de asistencia jurídica. Lo que sí hay es una reducción muy grande en la compra de insumos y el presupuesto para los preservativos es menor al de 2023. Inclusive, si bien no se tocó la compra de medicamentos, tampoco se incorporaron nuevos. Los ‘long acting’ no están incluídos en el vademécum.
Pedro Cahn y un Estado presente y eficiente
-¿El Estado tiene que estar presente entonces?
-Tiene que estar presente de forma eficiente. No se trata de defender al Estado en general, no todo lo que hace está bien. Tiene que estar de una manera ágil, concreta y en respaldo de los que más lo necesitan. Por eso, es incomprensible lo que pasa con discapacidad. Dejemos de lado la corrupción, aún cuando todo fuera cristalino, decirle a una persona que está en silla de ruedas que el Estado no lo va a apoyar es perder de vista que la sociedad es básicamente desigual. El Estado tiene un rol igualador, aunque le pese a los que toman la justicia social como insulto.
-¿En qué ocasiones el Estado no sería eficiente?
-En la excesiva burocracia. Doy un ejemplo: hace unos años, el Estado debía hacer una compra determinada de medicamentos para VIH. Las empresas que fabricaban los genéricos no tenían stock y el Estado comenzó una compra directa al productor de la droga original para que los pacientes no se queden sin medicación. La Sindicatura General de la Nación (SIGEN) dijo que esa compra era más cara de lo acordado y la suspendió. Tanto el Estado como la SIGEN hicieron su trabajo, pero los pacientes se quedaron sin medicación. Entonces, como me dijo una vez Ginés González García que fue uno de los mejores ministros de Salud más allá de lo que digan, en el Estado se pierde plata por corrupción, pero mucha más plata se pierde por ineficiencia. Debe ser eficiente porque sino le damos la razón a los que lo quieren destruir.
