El Senado está a punto de tomar una decisión que modificará la vida de todos los ciudadanos. No está vinculada con la ampliación de derechos –ni mucho menos–, sino con el cambio de huso horario “para sincronizar mejor la hora oficial con la hora solar”, simplificó el autor del proyecto de ley, el diputado nacional Julio Cobos.
Días atrás, la Cámara de Diputados aprobó la norma que dispone dos horarios: retrasar una hora para los meses de abril a agosto; y restablecerla entre septiembre y marzo. De esta manera, se alternaría entre el actual huso horario UTC -3 para los días que amanece más temprano; y el UTC -4 para el período más frío del año.
Consultado por Tiempo, el investigador y divulgador científico Diego Golombek precisó que “el huso horario es una convención política. Uno ve en el mapa que no son gajos de una mandarina perfectamente trazados, sino que va cambiando de acuerdo a distintas condiciones sociales y políticas de los distintos países”.
El proyecto de ley sobre husos horarios que llegó a Diputados es INCORRECTO. Efectivamente Argentina está mal situada, en el huso -3 (o sea, 3 husos horarios al oeste del meridiano de Greenwich) cuando debería ser -4.
— Diego Golombek (@DiegoGolombek) August 21, 2025
La historia de los husos horarios
En la Conferencia Internacional del Meridiano realizada en Washington en 1884, se adoptó oficialmente el meridiano de Greenwich (0°) como referencia mundial y se aprobó la división teórica en 24 husos horarios, de una hora cada uno. Eso sería lo “ideal” en términos astronómicos, pero en la práctica, algunas jurisdicciones se mantienen al margen: por caso, China, que es enorme y debería tener cinco husos horarios, utiliza sólo uno, el UTC +8. Para sumarle más confusión, otros países usan medias horas o hasta cuartos de hora, como India (UTC +5:30) o Nepal (UTC +5:45).
“Argentina ingresó a la Convención Mundial de Husos Horarios en 1920 con la hora adecuada, UTC -4, que sería cuatro horas al oeste del Meridiano de Greenwich, de manera que al mediodía el sol esté efectivamente en el cenit”, sostuvo Golombek, doctor en Ciencias Biológicas y especialista en cronobiología. Después, con la idea de ahorrar energía, se comenzó a intercalar horario de verano y de invierno: UTC -4 y UTC -3.

“Luego, por una especie de equívoco histórico, nos quedamos en el -3 (desde 1970). Incluso, en algún momento hasta llegamos a alternar con -2, lo cual fue una situación completamente aberrante”, repasó el experto, quien consideró que “es muy necesario volver al huso horario natural, el que nos corresponde”, siendo que el -4 es «el que más atraviesa el territorio nacional”. Pero aclaró que si bien “las provincias del oeste llegan a tocar el huso horario -5, no amerita que tengamos dos husos horarios en el país. Eso tendría trastornos bancarios, comerciales, de transporte, de comunicación…”. Lo más contradictorio, si se quiere, es que ninguna jurisdicción del país está atravesada por el huso horario -3.
Más luz en la mañana, menos en la tarde
El proyecto del diputado Cobos advierte que el actual huso horario del país “afecta no solo al consumo de electricidad sino también al desempeño escolar de nuestros alumnos como así a los diversos comercios”. En ese sentido, se “busca una mayor coincidencia entre la hora solar y la oficial con el fin de lograr activar el sistema circadiano de cada persona. La energía solar es un recurso ilimitado, que favorece la transición energética hacia energías más renovables que las empleadas de manera tradicional”.
Golombek coincide con muchos trabajos científicos que sostienen la necesidad del cambio de horario: “Esto va a implicar que tengamos más horas de luz por la mañana, particularmente en invierno. Y sí, es cierto, sobre todo en invierno perdemos un poco de luminosidad hacia la tarde, cuando la gente vuelve a su casa, y esto no suele gustar. Pero cronobiológicamente hablando, la luz que realmente necesitamos para sincronizar, para estar alerta, para mejorar el estado de ánimo, es sobre todo la luz de la mañana”, puntualizó.
¡Justo a tiempo! 🔄⏰
Aprobamos en @DiputadosAR el proyecto que modifica el huso horario de 🇦🇷 pasando de -3 a -4, el que realmente nos corresponde. El objetivo es sincronizar mejor la hora oficial con la hora solar. Esto mejora el rendimiento y optimiza el uso de la luz natural. pic.twitter.com/FNe0a4XBBO— Julio Cobos (@juliocobos) August 21, 2025
Y destacó que el proyecto va en “la dirección correcta”, pero criticó que en “su articulado deja abierta la puerta para que se pueda volver a alternar entre horario de verano y horario de invierno. En esta parte no estamos de acuerdo”. Para el investigador, el cambio no significa un ahorro de energía significativo y “hay bastante evidencia de que sufrimos consecuencias directas: la semana siguiente al cambio de horario muchas veces hay un aumento de los siniestros de tránsito o accidentes en general, la gente se enferma más, hay más hospitalizaciones, porque el cuerpo tiene que acomodarse a esto y le cuesta un poco”.
“Con las consideraciones de cada caso, la propuesta correcta es permanecer en el huso horario natural todo el año tal cual lo establece el primer artículo de la Ley –concluyó–. Es importantísimo que los científicos aportemos a este tipo de discusiones de salud pública, de políticas públicas, porque se tienen que tomar sobre la base de evidencia científica, no sobre la base de opiniones, encuestas o decisiones personales”. «
Paa 2026
El proyecto impulsado por Julio Cobos de Mendoza, tomando como punta de partida a la zona cuyana que es una de las más afectadas por el huso horario, tiene media sanción de Diputados. Si tiene el aval del Senado, a partir del 1 de abril de 2026 los argentinos deberemos retrasar una hora el reloj. Y quizás volverlo a cambiar en verano.
El argentino duerme menos
Es cierto, tal como se podría sospechar, que el argentino ama la noche. “Más allá de la característica individual de una persona, de su cronotipo, que indica si es más matutina o más vespertina, está claro que hay un hecho cultural que influye en esta preferencia horaria –analiza Diego Golombek–. La herencia, posiblemente ítalo-española, ha hecho que en el cono sur tendamos a tener un cronotipo social bastante vespertino y que en las ciudades densamente pobladas de Argentina, esto sea un extremo”.
Sostiene que el argentino suele comprimir las horas de sueño porque cena tarde, siendo que es un momento de encuentro familiar o de amigos y hasta el prime time es tardío: “Pero no es que empecemos el día más tarde. Eso genera que en promedio estemos un poquito lejos del consenso para la cantidad de horas de sueño mínimas de siete por noche”.