“¿Por qué sacan la puerta? ¿Adónde nos vamos a ir ahora?”, llora una mujer en Necochea al 1200, en el barrio porteño de La Boca, donde este miércoles se montó un operativo de desalojo que afecta a tres inmuebles y deja en la calle a más de 20 familias. El argumento que les dio personal de la Policía de la Ciudad es que hay peligro de derrumbe, pero los habitantes nunca vieron un informe técnico ni recibieron preaviso de la medida.
“No hay orden de un juez. Estamos esperando que venga alguien del Gobierno de la Ciudad; no es válido un desalojo así. Tendrían que haber avisado 72 horas antes”, reclama un vecino que intenta dialogar con uno de los agentes del operativo. “Es un desalojo: se puede hacer por las buenas y sacar las cosas, o por las malas y denunciamos resistencia a la autoridad y los llevamos presos”, responde un policía.
La tensa situación se da en tres inmuebles de Necochea 1245/1247/1255. Entre las familias hay algunas que viven allí hace décadas. En al menos una de las viviendas pagan alquiler a un propietario. “Acá se pagan impuestos, luz, agua, cable”, enumera uno de los afectados. Entre los vecinos se comenta un dato que llama la atención: en esta misma cuadra, el próximo sábado, habría un acto por el aniversario del barrio de La Boca con la presencia de Jorge Macri.
El único documento que vieron fue una notificación de clausura emitida por la Secretaría de Emergencias de la Dirección General Guardia de Auxilio y Emergencias del GCBA. Establece la clausura “inmediata” de la “totalidad del inmueble”.
Emergencia urbanística
“Si hay peligro de derrumbe, nadie pretende que las familias se queden. Pero debería haber un informe técnico que explique que esto es así”, señala Natalia Quinto, de la organización La Boca Resiste y Propone. “No sabemos si está la resolución administrativa, estamos pidiéndola, junto con el informe técnico, para saber cuál es la situación y ver si es necesario desalojar los tres inmuebles. Hay un acta que dice que hay que desalojar los tres de inmediato, pero sin detallar motivo físico”, apunta en diálogo con Tiempo.
“Por otro lado, si esto lo sabían de antemano y el informe lo tenían, ¿por qué no se activó el protocolo de atención temprana? ¿Por qué no se trabajó con las familias previamente para una relocalización menos traumática?”, se pregunta la referente barrial. Recordó, además, que esta semana hubo otro desalojo enfrente, aunque con un proceso distinto.

“Vacían el barrio por tandas. Tiene que ver con lo que venimos denunciando hace mucho: un proyecto inmobiliario de tal voracidad que creen que no tienen que cumplir con ninguna de sus obligaciones”, denuncia, y advierte que “el argumento del peligro de derrumbe se está usando cada vez más”.
No es que la problemática estructural no exista, al contrario, pero Quinto cuestiona que no se están buscando soluciones sino que la situación es utilizada para potenciar la lógica del desalojo como respuesta. “El barrio tiene un problema de estructura, por algo está en emergencia urbanística. Pero hay que llevar acciones para revertirlo. No liquidar todos los inmuebles para poner galerías de arte o locales gastronómicos. Hay toda una fantasía puesta en reflotar las cantinas de la calle Necochea, pero acá hay seres humanos, esto no es la Campaña del Desierto”.